sábado, 10 de septiembre de 2011

Capítulo 14- ¡Venganza!

-¡¿Qué?!-grité levantándome de la cama de un salto, asustada. Cada vez que miraba sus ojos me producían nerviosismo. Me acaloraba cuando estaba con él.
-Lo siento-dijo arrepentido-No nos deberíamos de haber conocido….O sí.
-No, no-le cogí por el mentón  e hice que me mirase a la cara-Estoy muy contenta de haberte conocido.
-Pero es que no soy normal, Melinda. No lo soy, y no quiero….que te asustes y que huyas de mí-fruncí el ceño.
-No me asustar ni me iré. Te lo prometo.
-Te vas asustar, así que no me lo prometas.
-Como quieras.
-Por eso no te lo voy a decir…
Le empujé y cayó en la cama.
-Eres un egoísta-dije enfadada.
-Lo sé, pero es mejor que no lo sepas…en serio-golpearon la puerta y la abrieron.
-Chicos, ¿qué hacéis?-Cristian entró en la habitación extrañado.
-Nada, nada-dijimos a la vez.
-Ya….Nada….La respuesta más convincente del mundo. Vamos, os estáis perdiendo la fiesta-miró a Roquer- Y es TU fiesta-resaltó el tu señalándolo con el dedo.
-Vamos-dije yéndome del cuarto en dirección al salón.
El salón de los padres de Roquer era fantástico, con sofás grandes, y azules. De las ventanas caían unas cortinas del mismo color, pero con un estampado bonito. Tenían unos armarios pegados a la pared preciosos, y había una barra que daba a la cocina. La música cambió, esta vez era más lenta. Un escalofrío recorrió por mi espalda.
-¿Quieres….bailar?-dijo Roquer sonriéndome.
-Claro…
Me cogió de la mano y fuimos hasta lo que era la “pista de baile”, por llamarlo así.
-Lo siento-me susurró al oído.
-Shhhh-le hizo gracia y asintió.
El mero hecho de que fuese alguien que me asustase, no me importaba, yo quería estar con él, y no separarnos nunca. El reloj de la casa dieron las doce y todo el mundo estaba ya medio borracho o borracho. Cristian, era uno de ellos. Misa estaba en el sofá, sola, sin Cristian y llorando. Miré a Roquer y se lo dije con la mirada. Él asintió y nos separamos.
Fui al sofá y me senté a su lado.
-¡¿Qué te pasa?! –dije alterada.
-Nada-seguía llorando.
-Te pasa algo cuando estás así, ¡¿no?!
-¿Así?
-No sé, con el rímel corrido y llorando….Más que eso…
-Cristian se ha-a be-ee-saa-do con una delante de mi cara-dijo llorando.
Al escuchar a Misa me entraron unas ganas de ir a buscar a Cristian y darle un puñetazo en esa cara que tenía. Pero no, me tranquilicé, y dije.
-Lo siento…
Misa me miró y dejó de llorar.
-Tú no tienes que decir nada de eso, no tienes la culpa.
-Lo sé, pero en estos casos, se dice, ¿no?-se rió y me uní a su risa-No quiero verte llorar por alguien que no lo merece-asintió-¿Me lo prometes?
-Eso no puedo hacerlo….Lo siento. Seguro que luego…lloraré otra vez…
-Me lo imaginaba, venga vamos a bailar.
-¿A bailar? Quieres que haga el ridículo, ¿eh?
Nos reímos  y nos levantamos, fuimos a la pista de Bailey empezamos a bailar como unas locas. Roquer se reía desde la barra, no nos apartaba la vista. Yo le hice burla, y se enfadó, vino hacia mí, me escondí detrás de Misa, riéndome.
-Te la quito un ratito, ¿vale?-dijo sonriendo amablemente a Misa. Pero yo sabía que eso no pasaría conmigo, o que pasaría pero me pasaría algo más. Me llevó hacia el jardín.
-¿Adónde me llevas?-dije confusa.
-A la piscina-Roquer me miró y mi expresión lo decía todo.
-No, Roquer, por favor, en serio, no, no, no, por favor, por favor-dije nerviosa.
-O sí, Melinda.
-¿Por qué?
-Es…..la venganza.
-¿Pero qué venganza?
-Tú me sacas la lengua, tú vas a la piscina-se rio, pero a mí no me hacía nada de gracia.
-Eso no es justo.
Volvió a reírse. Me besó.
-Es lo más justo. Me cogió por la cintura y me puso encima de sus hombros. Yo pataleaba.
-¡¡¡Roquer!!! Déjame, por favor…...-le levanté la camisa por la espalda, me costó porque al estar al revés no es muy fácil.
-¿Qué haces?-dijo mientras andaba y se reía.
-Voy a intentar morderte la espalda, a ver si así, me dejas en el suelo.
Soltó unas carcajadas. Yo lo intenté, pero mis intentos eran fallidos.
Tenía que buscar otra forma. Le besé el cuello, él se paró.
-No lo hagas-se puso serio-Quiero tirarte a la piscina, no te voy a matar ni nada, así que déjame, por favor.
-No te voy a dejar que me tires a la piscina. ¿Tú sabes lo que me ha costado arreglarme?-le dije sarcásticamente.
-Sí-me soltó-Pero un día de estos vas a la piscina, antes de que terminen los días de calor, quedan pocos.
-Lo que tú digas.
Me besó.
La fiesta terminó a eso de las 5 de la mañana, para mí, porque decidí irme, aunque Roquer me estaba intentando convencer, pero no lo consiguió. Insistía que era muy tarde y no podía irme sola. Así que me llevó en su moto. Esa moto que tanto odiaba.
-Te quiero-me dijo antes de que entrara por la puerta de mi casa. Le devolví la sonrisa e hice un gesto de que también lo quería.
El día había sido muy largo.

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